El Señor Leonardo (2da. Parte)

Comencé a dictar la primera clase. Después de cada explicación, Leonardo se encargaba de ejecutarla en el piano; por un lado entusiasmado, pero por otro, tenso y rígido cual “roca de playa”. Recuerdo que de a ratos, me decía su “latiguillo”, ¿profesor usted sabe lo que es no ver?... (Volviendo a recordar su ceguera).

Recuerdo que de a ratos, me decía su “respondía, “no Leonardo”, pero si sé que hoy en día es “Mi mejor alumno”.

Con el tiempo le contaría que, por accidente de la vida, estuve un año en “estado vegetativo”, y podía llegar a comprender su estado, pero, lo que me apremiaba era sacar las muletillas expresivas en su hablar, las cuales lo aferraban a un “negativismo tóxico”, para su vida como ser, y estudiante de música. Clase tras clase, fui fortaleciendo su “espíritu”, su “Fe”, revitalizando su autoestima, y descontracturando sus “tensas manos”, brazos y hombros, con ejercicios y técnicas de entrenamiento musical, que adapté para su problemática.

También le enseñé técnicas de proporcionalidad y de pequeñas distancias en su teclado, las cuales lo llevaron a agudizar el tacto de sus manos, para encontrar las notas en su piano, sus respectivos “sostenidos”, “bemoles” y también a “visualizar con la yema de sus dedos”.

Día a día Leonardo se iba fortaleciendo, aceptó su condición de “no vidente”, y comenzó a luchar en post de su crecimiento personal en todas las áreas.

Aceptó no solo mis consejos técnico-musicales, sino los de la vida y el espíritu, ya que cuento con la experiencia de asistir a discapacitados de afecciones múltiples, y a personas que han padecido “accidentes físicos traumáticos”, enseñándoles música en los “Centros de Rehabilitación” donde dirijo los “departamentos de enseñanza musical y rehabilitación”.

El primer gran logro fue, que las manos y el cuerpo de Leonardo, estaban descontracturados; su rostro ya no era tenso, y de a ratos, dejaba deslizar una sonrisa.

Él había hecho caso a mis palabras ya que además de los ejercicios de música también practicó los de respiración y relajación, ya que no podría irradiar arte, si continuaba tenso.

Con entusiasmo seguimos con las clases, y…

(Continuará)…