La mejor medida que podemos adoptar para protegernos y proteger a nuestros semejantes
(familia, amigos, compañeros de trabajo, etc.) es tener un Plan de Evacuación,
con las salidas señalizadas y conociéndolas previamente.
En caso de producirse un incendio hay que tener en cuenta estos principios básicos:
Mantener la calma y serenidad.
No adoptar actitudes que puedan generar pánico.
Memorizar y tener a mano el número de teléfono del cuerpo de bomberos.
No entretenerse a recoger nada.
No transportar bultos que puedan entorpecer el desplazamiento.
Recordar que el aire menos viciado se encuentra próximo al piso. Si es necesario avance agazapado.
Si hay alarma, al ver humo o detectar olor a quemado hacerla sonar.
Recordar que las principales causas de muerte en un incendio son en orden de importancia: el humo,
el pánico o desconocimiento y luego el fuego.
Asegúrese un punto de reunión en la calle.
Si logra salir del edificio, no regrese.
Utilice las escaleras, nunca el ascensor.
Si alguna persona queda atrapada, no enfrentar al fuego, cerrar la puerta y tapar las ranuras con
trapos húmedos, abrir levemente la ventana, si es posible llamar nuevamente a los bomberos, indicar donde
esta ubicado y cuantas personas hay.
La Dirección General de Emergencias Sociales y Defensa Civil asesora y visita los establecimientos
para la elaboración del Plan de Evacuación.