No siempre la danza o el baile son sinónimos de espectáculos profesionales o meras excusas para divertirnos en fiestas. Debe valorizarse la conexión que genera con el propio cuerpo, así como; la sensación de disfrute que produce moverse al son de la música.
El placer que encierra todo baile es innegable. Pero además de hacernos soltar las tensiones que se acumulan a diario, nos permite constituir un vínculo beneficioso al compartirlo con personas predispuestas a distenderse y dejar de lado las preocupaciones.
Baila para ahuyentar la noche, notarás lo sedante que es el movimiento. Observa tu cara en el espejo mientras bailas. No te sorprendas si está radiante. Mientras bailas nada puede herirte.
Las sensaciones de desesperanza se pierden cuando ya no nos sentimos solos.