Cada día, cada mañana, salga el sol o permanezca oculto, la posibilidad de comenzar se nos presenta dándonos la oportunidad de ser igual que siempre o mejor, como nosotros lo elijamos. ¿Por qué desaprovecharla?... Si el tiempo pasa tan rápido, si nada lo tenemos comprado (nada nos pertenece), si vivimos una sola vez (al menos como ahora)... No es este el momento?...
Cuando muchas cosas han cambiado o han acabado, cuando parece que todo es más difícil y complicado, es sólo producto de la percepción. ¿Cuántas veces hemos comenzado la misma cosa y cuando creímos que algo era difícil, resultó todo lo contrario?
Lo que mantiene a la gente inmovilizada es el temor de empezar de nuevo. Para poder vencerlo hay que aprender a tener dominio sobre algunos puntos. La pereza, por ejemplo. La pereza física y la pereza mental. Consiste en dominar al cuerpo para salir de la zona de comodidad, que aunque cómoda, es nociva, y dominar los pensamientos negativos y pesimistas para crear otra realidad.
Esto conforma los elementos necesarios para que la actitud sea la adecuada. No importa la edad, ni la condición, ni el estado, ni el pasado ni el futuro. El futuro será el resultado de lo que se decida y se haga hoy, y será tan próspero y abundante como se determine.
Si pensamos cuán rico somos ya, y concientizamos todo lo que poseemos y también todo lo que desaprovechamos de la abundancia circundante, va a ser mucho más factible “volver a empezar” y esta vez, tal y como lo queramos.
