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Autoimágen

La autoimágen determina positivamente o negativamente la personalidad de un ser humano, es el conjunto de cualidades individuales que diferencian a esa persona de otra y de la respuesta ante determinados estímulos que ella tenga la capacidad de dar. Quien cambie la autoimágen transformará su personalidad y conducta.

La autoimágen determina la zona de lo posible. La creación de una autoimágen positiva hará posible imbuirse de nuevas capacidades y talentos, convirtiendo el fracaso en éxito.

El cerebro y el sistema nervioso constituyen un maravilloso y complejo mecanismo de lucha en pos de determinadas metas, una especie de sistema de conducción automática que funciona para beneficio o en contra.

La autoimágen se conforma con las experiencias del pasado, relacionada con la experiencia sintética (situación por la cual el cerebro no distingue lo real de lo imaginario). Los recuerdos de los éxitos acontecidos actúan como archivos de información que nos proporcionan autoconfianza, ¿pero cómo podría alguien que sólo a experimentado fracasos, recurrir a recuerdos de éxito?

Para el cerebro aparece como real todo lo que pueda ser imaginado, por lo tanto es posible crear una autoimágen. Concertistas que interpretan sus partituras imaginariamente y deportistas que entrenan imaginariamente, han obtenido excelentes resultados ya que al medir sus reflejos hay muy poco diferencia entre los que practican realmente y ellos que lo hace de este otro modo.

Esta es una experiencia “creadora”, que necesita de 21 días para que se efectúe el cambio necesario perceptible en el cuadro mental. La autoimágen representa el concepto de la clase de persona que se es. Ha sido creada en base a las propias creencias a cerca de uno mismo y que han ido tomando cuerpo inconscientemente, fundadas en las experiencias de éxitos, fracasos, logros, triunfos y humillaciones, y del modo en cómo otras personas han reaccionado con respecto a uno mismo, especialmente en la primera infancia. Así se ha formado un “ser” o el cuadro que representa a ese ser, que se ha convertido en real o verdad para quien lo creo.

Todos los actos, sentimientos y conductas se hallan contenido dentro de la autoimágen. En una palabra, uno se desempeña en la vida como la clase de persona que uno concibe que sea. La persona que se conceptúa como fracasado, hallará algún modo de fracasar en cualquier cosa que emprenda, por más voluntad y buena intención que posea. Quien se crea víctima de la injusticia, hallará de alguna manera las circunstancias que lo van a conducir a verificar su creencia.

La Autoimágen puede ser modificada. Consiste en el cambio del Yo. Se debe elaborar como un sistema de ideas que deben ser vistas como conformadas unas con otras para que sean compatibles y puedan ser “creídas”.

“Ser una persona segura de mí misma”. Es una idea que puede ser convertida en creencia. Para ello debe ser sustentada con otras ideas reales y comprobables que proporcionen certeza. Qué Tengo, Qué Logré, Qué Conseguí: Tengo Pareja, Tengo Trabajo, Genero Dinero, Soy Independiente, Logré Estudiar, Poseo un Título, etc.

De alguna manera, cualquiera de estas cosas, aunque sea una sola, me permite creer que algo de seguridad hay en mí, de lo contrario, nada hubiera sido posible. Luego, me proporciona certeza. Por consiguiente, soy una persona segura de mí misma. Puedo creer que lo soy, y la creencia pasa al cuadro de mi autoimágen.

Cómo actúa el cerebro

El cerebro emplea un mecanismo por el cual permite el logro de los objetivos en cualquier nivel.

Nuestra mente individual es como una subsede de una mente Universal. La mente Universal actúa como terminal a las que están conectadas muchas computadoras. Estas computadoras son nuestras mentes individuales.

Cuando nosotros buscamos un dato en nuestra memoria, por ejemplo un nombre o un número, lo hacemos en nuestra mente individual. Cuando creamos algo, como puede ser la imagen de lo que anhelamos ser, queda registrado en la mente Universal, cuya memoria lo guarda y es encontrado por un “buscador” que también responde a nuestra orden.

Cuando nos fijamos una meta, el “buscador” selecciona el camino más adecuado para arribar a ella. Si no lo halla en nuestra mente individual, recurre a la Universal, donde invariablemente lo hallará.

Sabiendo esto, sólo hay que tener en cuenta algunos principios básicos: Presentarle imágenes de lo que queremos como si ya existieran y con el resultado final, no con los medios para llegar. Sin dudas no temores. Sin presiones ni ansiedad. Esto sería en otras palabras, lo que queremos concretamente y para qué lo queremos, con la seguridad absoluta que lo obtendremos y haciendo uso de toda la paciencia para esperar los resultados.

Alicia Pianca
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